Quien diría que las plumas por tu espalda cambiaría,
quién diría que el sol por la luna soñaría.
que el terciopelo y la capa en el armario otro año esperarían,
que la pureza hecha traje mi sed de tu paso calmaría.
La cera que no fué quemando a compases de esperanza va sonando y...
al son de la melodía el alba me iba embriagando.
remando entre ruiseñores navegan mis corazones
que con brisa marinera se enredan en tus mechones.
La pasión hecha alegoría en los labios del que te reza ese día
con aroma de claveles derrochando Sevillanía.
Quién diría que de la mano de un marinero a mí me vió
quien diría que por Triana iban juntos mi hijo y el hijo de dios.
